Esta es una postura sexual clásica donde la mujer
se posiciona con cuatro apoyos, sobre sus rodillas y codos. Asi, ella
se ofrece a su pareja, haciendo una invitación al amor. Solamente
la visión de esta posición sexual ya sería suficiente
para que él se excitase. Desde su ángulo privilegiado de
visión él puede ver las penetraciones y toda la extensión
del cuerpo de su pareja, y tambien sus reacciones. Poderoso estimulante
visual, por lo tanto, la espalda, nalgas, quadril y antepiernas de ella
son una invitación a recibir caricias. La mujer, al contrario de
su pareja, sin nada que ver, se siente completamente entregada y dominada
por su hombre, que detiene el control y la posee vorazmente. Justamente
ahí reside el componente afrodisíaco para la mujer: su sumisión
a los caprichos de él. Posición sexual extremamente versátil,
ya que permite penetraciones suaves o fuertes, profundas o no. De cualquier
forma el placer de la pareja está garantizado.
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