El hombre, de pié y con las piernas flexionadas
y apartadas, se apoya en la pared para sujetar el peso del cuerpo de su
pareja y el suyo proprio. Con los brazos, él la levanta, sujetando
sus antepiernas. Fuerza y resistencia es lo que se exige de él
en esta postura sexual nada convencional y por eso atrayente. La mujer
queda sostenida en el aire, con sus piernas abiertas y flexionadas, totalmente
dedicada a los movimientos de su pareja.Voluntariamente impotente, solo
le resta disfrutar el momento y excitarlo emitiendo sonidos o palabras
estimulantes o que le transmita el placer sentido. Penetración
profunda, puede ser vaginal o anal.
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